Antes de empezar a «abrirme en canal» quiero dejar claro que todas mis opiniones parten de mi vivencia y mi visión, evidentemente subjetiva. Así que no pretendo darte lecciones de vida, sólo quiero que sepas por lo que pasé y cómo salí del hoyo, por si pudiera ayudarte.
Te pongo en situación, y para ello comenzaré por el principio, el 4 de enero de 2018.
Ese día falleció «mi persona».
Mi abuela, a los 99 años. La persona que me abrazaba y hacía desaparecer todo lo malo.
No era la típica abuela a la que vas a visitar de vez en cuando. Vivió con nosotros desde que yo tenía 5 años y fue como tener una segunda madre, un tercer pilar paternal.
Era de esas personas brillan entre todas las demás (que generalmente somos grises), que no tienen maldad, que sólo viven por y para los suyos, con generosidad plena y sin esperar nada a cambio.
No hay muchas personas así en el mundo, por desgracia, así que si tienes una a tu alrededor, sabrás de quien te hablo. Cuídala.
Los meses siguientes los viví como una zombi, recuerdo poco*.
*Inciso: He tenido que mirar entre mis fotos para ver qué hice ese tiempo y resulta que me fui a Perú de viaje. Joder, eso fue guay y ni siquiera me acordaba. Encefalograma plano durante esos meses, como ves.
Sólo recuerdo llorar.
A finales de julio le detectaron un cáncer de pulmón a mi padre y, en ese momento, no teníamos claro que fuera a superar el verano. La quimio es muy, muy jodida.
Con esta pesadilla en Alicante, volví unos pocos días a Utrecht en septiembre (donde está mi casa actualmente). Y allí viví una crisis de pareja inesperada y muy dolorosa. No es fácil cuando llevas más años que el Sol con la misma persona, la quieres tanto y crees tenerlo todo controlado, estable y sin baches.
Y en octubre llegó el plato final que me hundiría del todo en el pozo a nivel psicológico.
Un doble combo con tirabuzón de la mano, por un lado, de algunas personas tóxicas en el trabajo que se crecieron criticando y metiendo mierda a otros (como si fueran críos de instituto haciendo bullying, pero peor) y, por otro lado, de personas muy concretas de mi familia, que decidieron unilateralmente que, al no vivir mi abuela, pues mi padre, mi hermana y yo ya no éramos «familia» y dejaron de contar con nosotros.
En ambos casos, esas personas nunca verbalizaron si tenían algún problema conmigo por algún motivo, sólo recibí desprecio/vacío sin dar pie a encontrar soluciones.
Que sean personas con poca empatía, me parece poca justificación.
En fin. Todo eso en menos de un mes…
Con este lodazal cerré yo el año más «olvidable» de mi existencia.
Aunque tengo una familia pequeña, pero maravillosa y unos amigos muy buenos que son familia también, que me quieren y me lo demuestran en cada detalle, no podía dejar de sentirme sola en esos momentos.
Aunque no fuera verdad.
Cuando estás en un pozo, sólo puedes salir mirando hacia arriba, con la cabeza en alto.
Así que un día dije BASTA.
No podía seguir así, sobreviviendo los días como una zombi, esperando que detrás de una esquina la vida me diese una hostia más. Otra.
Una noche, ya en la cama, me pregunté:
¿Qué 3 cosas me hacen infeliz hoy?
- El cáncer de mi padre.
- La actual situación de pareja.
- Las malas personas del trabajo.
¿Y qué puedo y quiero alejar de mí?
El trabajo.
Aunque el trabajo era fijo, me gustaba mucho lo que hacía (era responsable del Dpto. SEM) y habían personas que eran (y son) un amor, con las que trabajé genial durante años, era el momento de decir adiós.
A nivel económico lo iba a tener jodido, pero podía ir tirando.
Sé perfectamente que si el 2018 no me hubiera apretado tanto el cuello, quizá aún estaría en aquella oficina viendo los días pasar.
Pero no, así que ¡Adiós! ¡Adeu! ¡Adeus! ¡Agur! ¡Bye! ¡Adieu! ¡Ciao! ¡Doei!
Hasta que no me vi cayendo por el precipicio, no abrí las alas.
Y ya era hora, coño.
Me merecía un buen año y 2019 no decepcionó.
Me di cuenta de que en 2018 había dado mucha importancia y había dedicado mucho tiempo a las personas equivocadas.
Decidí que solo aquellas personas que son buenas conmigo merecen mi atención y con esa idea en la cabeza, se me fueron muchas inseguridades, mucha tristeza y muchas neuras.
HAKUNA MATATA.
Energías renovadas
En enero de 2019 dejé el trabajo fijo y me hice freelance. Llevaba años soñando con ser mi propia jefa ¡Y por fin lo era!
¿Ahora qué?
Ahora a moverme, a hacer contactos, a que me vean.
Primeras 2 buenas acciones en enero y primeras 3 metidas de pata.
Buenas decisiones:
1. Seguir formándome
Sin duda una acción que ha sido clave en los éxitos que he cosechado durante este 2019 de subidón. Decidí entrar en 2 cursos, uno de ellos Top Afiliación de Javier Elices, que me abrió los ojos en muchos aspectos y en el que conocí a gente muy interesante que me ha presentado, a su vez, a más gente interesante (ahora te cuento).
2. Búsqueda activa y masiva de clientes
Para ello, comencé definiendo mis servicios y plasmándolos en un Dossier (muy bonico, por cierto) e inicié la ardua búsqueda de empresas de Marketing que ofrecieran servicios complementarios a los míos, pero no los míos.
Me explico. Hago campañas de Google Ads y Facebook Ads principalmente, así que me centré en buscar empresas pequeñas españolas que ofrecieran servicios de SEO y/o de diseño web, pero que no ofrecieran servicios PPC (o servicios de trafficker, como lo llaman los modernos ahora).
Elaboré un listado de empresas en Excel infinito.
Luego escribí un email a todas las empresas que encajaban en el perfil que buscaba y, 2 días después, llamé por teléfono a aquellas que no habían dado señales de vida, para no darme por vencida a la primera.
Muchas dijeron que no, pero otras sí mostraron interés y empecé a colaborar de forma muy unida con una de ellas.
¿Por qué buscar empresas y no clientes finales? Me dirás.
Pues porque una de las cosas que tenía muy claras es que no quería ser comercial. No me va, no se me da bien. Hay comerciales geniales en el mundo y yo no soy uno de ellos.
Así que haciendo acuerdos con empresas todos ganábamos.
Por ejemplo, con la primera empresa con la que me asocié, vendía diseño web a sus clientes y luego les ofrecían mis servicios de PPC (entre otros). Si esos clientes finales contrataban mis servicios, ellos (como socios míos) se llevaban una comisión y yo, a cambio, había ganado un cliente ahorrándome todo el proceso de buscarlo.
Win-win total.
Gracias a esto sobreviví durante meses, aunque a duras penas ¿Por qué? Aquí vienen las cagadas.
Malas decisiones:
1. No valorarme lo suficiente
Mis precios al principio eran de risa, bajísimos. Y, claro, a todo el mundo le venían muy bien, menos a mí.
Temía que por subir mis precios mis acuerdos corrieran peligro.
Spoiler: Sale mal.
Acabé teniendo poco dinero, y además, poco tiempo. Estuve meses dándome cabezazos contra la calculadora, hasta que me di cuenta de que necesitaba un reposicionamiento de marca.
¡Nada de «prostituirme» vendiendo mis servicios de Marketing online a dos duros! ¡Que yo valgo mucho más! ¡Que sé más que mucha gente! ¡Que estudio! ¡Que me muevo! ¡Que soy una profesional!
Todo eso tuve que decirme a mí misma muy indignada, para no boicotearme yo sola durante más tiempo. En fin, que a veces hago la gilipollas, pero al menos me doy cuenta y le pongo remedio.
2. No pedir segundas opiniones sobre formaciones antes de invertir
Como te he dicho antes, la apuesta por Top Afiliación salió bien.
Pero antes de esa había hecho otra: Entrar en un curso sobre Marketing online de una persona muy famosa del gremio, que resultó ser demasiado generalista y básica para mi nivel.
Mi consejo: Investiga mucho y pide siempre referencias sinceras de alumnos de ediciones anteriores antes de invertir.
3. Hoy en «Personas que se flipan»: Alba Brotons y su calendario de acciones
Espero que hayas leído el titular con voz de presentador de late night 😂.
Otro gran error fue estresarme por no cumplir con un Planning loquísimo que yo misma me había impuesto, que no contemplaba que soy humano y no robot.
Ese «pequeño detalle» tendría que haberlo tenido en cuenta, antes de fliparme tanto.
Juro que los meses siguientes fui más indulgente conmigo misma.
Eventos, nuevas caras y aire fresco
Durante el resto del invierno, la primavera y el verano estuve trabajando mucho en mi nueva vida de autónoma, sin dejar de lado mi vida personal.
Ser freelance me permitió acudir a eventos a mi antojo, trabajar a mi ritmo, hacer pruebas y obligarme a estar al día en un mercado como es el Marketing online, que se renueva a gran velocidad.
Y, entre otras cosas logré:
- Conseguir más clientes fieles.
- Formar parte del Staff de los Marketeros Nocturnos, una comunidad muy activa en Twitter.
- Iniciarme en los acrílicos fluidos y hacer cuadros locos-fantasía para mi casa holandesa.
- Retomar mi Podcast y hacer entrevistas a varias personas que admiro del mundo del Marketing, como son Ana Miller y Miquel Nadal.
- Colaborar como redactora en Hoymarketing.com, de Aula CM.
- Conocer a un grupo de maravillosas emprendedoras latinas en Países Bajos, gracias al evento que organizó Verónica Sosa y Rub Díaz en Utrecht.
- Asistir al primer evento de Top Afiliación, que organizó Javier Elices en Madrid, donde no sólo conocí a gente emprendedora estupenda, sino que, además, me llevé contactos muy valiosos. Esos contactos me llevaron a otros muy importantes que me dieron estabilidad a nivel económico a partir de noviembre.
- Colaborar con una Masterclass sobre Youtube Ads con Pepe Romera.
- Hacerme cargo de las campañas de Google Ads de un proyecto concreto de Javier Elices.
- Hacerme cargo de las campañas de Google Ads del súper lanzamiento de la Escuela Nómada Digital de Antonio G. (Inteligencia Viajera).
- Encontrar ratitos de soledad buscada, para mi salud mental.
- Viajar, salir y estar con amigos que me quieren bien.
Por fin, en otoño, además de asistir a más saraos, como el de Woman Rocks de Nadia Nemer (para no perder la costumbre), llegaron los dos hitos que más orgullosa me han hecho sentir este año a nivel profesional.
¡Porque yo lo valgo, trá trá!
1. Lancé mi primer curso online sobre Google Ads.
Y con él mi primer webinar en directo y mi primera inversión grande en PPC para un proyecto propio. Metí la pata como 1500 veces, pero a cambio aprendí muchísimo, muchísimo, muchísimo.
En el proceso, conocí a personas maravillosas que me hicieron replantearme muchas decisiones y que me dieron fuerza renovada para continuar, muchas de ellas entre mis suscriptores ❤.
También conseguí que grandes profesionales confiaran en mí y participaran en mi proyecto regalando a mis alumnos BONUS sobre temáticas afines a Google Ads.
2. Comencé a colaborar con la Agencia Trébol Digital de Antonio G. y Miquel Baixas.
Con ellos he podido demostrarme a mí misma que soy una profesional en mi campo y que estoy preparada para grandes retos 😎.
Ver que personas de éxito confían en mis habilidades me ha ayudado mucho a dejar a un lado el «síndrome del impostor«, que tanto mal nos hace a los/as emprendedores/as y me ha dado fuerzas para seguir avanzando, con menos miedo y más ilusión.
¿Y a nivel personal?
El tiempo puso todo en su lugar.
Los problemas de pareja se disiparon a base de amor, comunicación mutua y constancia. Si la base de la construcción es sólida, podrá superar los embates del viento.
Por otro lado, mi padre mejoró gracias los profesionales de primera que hay en la sanidad pública española, que me da pavor no tener en Holanda (valoremos lo que tenemos).
Su energía positiva y su mente creativa me han dado buenas lecciones de vida este año. Me ha demostrado que sonreír y ver el lado bueno de las cosas es mucho más poderoso de lo que parece ❤.
Y eso que yo siempre he sido más de Mister Puterful, que de Mister Wonderful. No sé si me explico.
También ayudó mucho mi hermana, que estuvo al pie del cañón en todo momento y que tiene un corazón enorme. Tengo suerte de tenerla. Gracias, Iris.
Y gracias mamá, por ser y estar.
Yo, que a finales de 2018 estuve a punto de caer en una depresión, he vivido un 2019 lleno de color, de vivencias, de creatividad, de oportunidades, de buen rollo y de cariño.
Ser freelance es duro, lo sé, pero para mí ha sido una de las mejores decisiones de mi vida.
Gracias por estar ahí y por leerme, gracias por ser también parte de este precioso 2019 que dejamos atrás.
Hola Alba.
Me alegro muchísimo de leer cómo ha ido tu 2019 porque desde que tuve a Óliver la verdad es que no me entero de nada, y lo siento.
Yo no tenía ninguna duda de que eras una profesional en Ads y que por tu cuenta te iba a ir muchísimo mejor.
Ahora a seguir trabajando y subiendo. ¡Menudos clientazos!
Feliz Año Nuevo 🙂
Hola Alba,
Me gustó mucho tu artículo y me ha ayudado a poder tomar el control de mis cosas, por lo general suelo hacer varias a la vez, pero poner todo en orden como bien mencionas es lo ideal para ser un freelance con mayor base.
¡Un abrazo!
has pensado en ampliar tus conocimientos en el mundo del tráfico online? Conoces a Roberto Gamboa y su semana traffiker? Mucha suerte!
Hola Rubén,
He hecho lanzamientos con campañas de más de 120.000€ en Google Ads y Facebook Ads, de la mano de grandes del sector como son Antonio G. o Miquel Baixas. Es genial que Roberto Gamboa forme a gente como trafficker que está comenzando y que desea aprender a utilizar Facebook Ads, pero creo que esto está a un nivel más bajo del que estoy yo ahora. No creo que esté siendo arrogante o altiva, pero creo que deberías informarte sobre mi currículum antes de comentarme algo así.
Un saludo.
hola Alba:
Acabo de leer tu experiencia de vida y me ha dejado un bonito aire esperanzado sobre todos lo problemas que a veces la vida nos pone, me encuentro en un proceso parecido al que viviste y se lo dificil que a veces es, pero leerte me da animos para continuar. un abrazo guapa, saludos desde México.
Muchas gracias por tus palabras, María. Espero que pases rápido este bache y puedas avanzar cuanto antes. Un abrazo.